Sheldon College fue fundado en 1997 bajo el mando de la Dra. Lyn Bishop, directora ejecutiva y directora del centro, quien también ostenta la Medalla de la Orden de Australia (OAM). Guiada por la filosofía de «amor, risas y aprendizaje», la Dra. Bishop tenía un objetivo consistente en abrir una escuela que dejara un legado para los niños del área de Redland Shire.
Ubicado en un medio semirrural de más de 22 hectáreas, el centro tiene la firme voluntad de proporcionar una educación de calidad para todo el alumnado en un entorno de aprendizaje seguro y protegido, caracterizado por altos estándares tanto para el personal como para los estudiantes en términos de vestimenta y aspecto, comportamiento, logros académicos individuales y hábitos de trabajo.
Sheldon College motiva y capacita al alumnado para que tenga éxito en un mundo en constante cambio, lo que garantiza que los estudiantes salgan provistos de las habilidades y de los conocimientos necesarios para convertirse en alumnos autónomos, comunicadores y colaboradores eficaces, pensadores creativos, solucionadores de problemas, innovadores, personas instruidas en el uso de la información y los medios, estudiantes dotados de conocimientos clave y poseedores de una alta autoestima.
El reto
La historia da comienzo con la identificación del centro de la necesidad de que debía regirse por un marco y un lenguaje común para garantizar un aprendizaje y una enseñanza de calidad. Al implementar el marco pedagógico de «El arte y la ciencia de enseñar» (2007) de Marzano, el personal académico tuvo en su haber metodologías basadas en la investigación para impartir una enseñanza de alta calidad, teniendo en cuenta también las necesidades y las capacidades de estudiantes individuales.
Marzano describe el arte y la ciencia de la enseñanza como una mezcla de competencias en una amplia variedad de estrategias pedagógicas, combinada con el profundo conocimiento de los estudiantes individuales y de sus necesidades en determinados momentos a lo largo del tiempo.
Los docentes de aulas individuales deben determinar las estrategias que han de emplear con los estudiantes adecuados en el momento preciso y tomar decisiones sobre la marcha con relación a las estrategias a usar. Este aspecto demuestra que una buena parte de la enseñanza eficaz es un arte. No obstante, los docentes disponen de un kit de herramientas, en lo que a estrategias pedagógicas se refiere, y seleccionan y planifican meticulosamente la estrategia más eficaz para enseñar nuevos contenidos y destrezas. Así pues, la enseñanza también es una ciencia.
Los docentes que trabajan aplicando el marco pedagógico de Marzano diseñan lecciones y unidades didácticas planificando minuciosamente y reflexionando sobre las siguientes preguntas de diseño para su práctica profesional.
- ¿Qué debo hacer para establecer y comunicar objetivos de aprendizaje, realizar el seguimiento del progreso de los alumnos y celebrar el éxito?
- ¿Qué debo hacer para ayudar a los alumnos a interactuar de forma eficaz con nuevos conocimientos?
- ¿Qué debo hacer para ayudar a los alumnos a practicar y afianzar su comprensión de los nuevos conocimientos?
- ¿Qué debo hacer para ayudar a los alumnos a generar y probar hipótesis sobre nuevos conocimientos?
- ¿Qué debo hacer para captar la atención de los alumnos?
- ¿Qué debo hacer para establecer o mantener normas y procedimientos en el aula?
- ¿Qué debo hacer para reconocer e identificar el cumplimiento y el incumplimiento de las normas y los procedimientos en el aula?
- ¿Qué debo hacer para establecer y mantener relaciones eficaces con los alumnos?
- ¿Qué debo hacer para comunicar unas altas expectativas para todos los alumnos?
- ¿Qué debo hacer para desarrollar lecciones eficaces organizadas en una unidad cohesiva?
El centro identifica la mejora continua como un valor organizativo clave, lo que reta al personal académico a mejorar y desarrollar continuamente su práctica y sus conocimientos profesionales. Asimismo, se embarcó recientemente en el desarrollo y la ampliación del trabajo que ya se había llevado a cabo en años anteriores en torno a los objetivos de aprendizaje y el seguimiento del progreso de los alumnos.
Esta iniciativa ha ampliado los kits de herramientas de los profesores y sus estrategias pedagógicas para proporcionar una retroalimentación altamente eficaz como parte del ciclo del aprendizaje, utilizando para ello una variedad de recursos y herramientas digitales.
Como educador experimentado, Richard McLaughlin ha podido adoptar la tecnología para ofrecer una enseñanza individualizada que satisfaga las necesidades de sus estudiantes. Como educador de apoyo al autismo en el centro de enseñanza High School of the Future de Filadelfia, Estados Unidos, imparte clases en una única aula a estudiantes que presentan diversas capacidades y abarcan desde la educación infantil hasta la enseñanza secundaria.
Al usar la SMART Board® como herramienta de colaboración para él y sus estudiantes, Richard ha podido mejorar la forma en que el alumnado aprende durante los últimos 11 años que lleva impartiendo clases en esta aula. Por la mañana, a medida que los estudiantes acceden a la pantalla interactiva, pueden seleccionar su propio color de las herramientas de rotulador, lo que es más significativo de lo que pueda parecer, cuenta Richard.
«Les he enseñado a cambiar el color del rotulador. Eso es siempre un gran problema, ¿sabes? Uno quiere escribir en morado o amarillo o negro o rojo. Puede parecer una tontería, pero, para un chico cuyo nivel es el de un niño de tres años, levantarse para salir a la pizarra, coger el rotulador, cambiar el color, buscar su nombre y trazarlo es todo un logro».
- Richard McLaughlin
Estos estudiantes tienen la oportunidad de aprender a compartir y cooperar mientras pasan el rotulador a la siguiente persona para que busque su nombre. «El cambio de estos estudiantes es la capacidad de esperar su turno, aplaudir e informar al resto de alumnos cuando hacen algo bien», afirma. «Con el autismo, algunos de estos niños no reconocen que hay otras personas en el mundo. Es algo que trabajamos a diario».
Richard puede satisfacer las necesidades de diferentes alumnos con imágenes, colores y texto presentados en la pizarra de manera simultánea. Richard accede a sus archivos PDF y los descarga del plan de estudios aprobado por el distrito y otros sitios web en su ordenador para enviarlos a continuación a la SMART Board, además de utilizar clases que encuentra en SMART Exchange.
Cuando saca su guitarra para cantar (su método preferido de enseñar vocabulario visual), puede mostrar texto en la pantalla interactiva para los alumnos que leen, pero también imágenes para los estudiantes que no lo hacen. De este modo, consigue que los alumnos deletreen palabras o señalen imágenes al ritmo de B-I-N-G-O.
«Se adapta inmediatamente a todos los niveles, ya que tengo palabras muy complejas y muy sencillas, y también tengo a niños que solo pueden señalar el dibujo. Así que, al mismo tiempo, tienes a un estudiante cuyo nivel es el de un bebé de 18 meses, pero que sabe lo que es un martillo. Señala el martillo, yo digo '¡Eso es!', y todo el mundo le aplaude».
- Richard McLaughlin
Cuando Richard enseñó a sus estudiantes la rutina de los bolos (la rutina puede ser crucial para el alumnado con autismo), ilustró cada paso en la SMART Board. Sus estudiantes adquirieron la experiencia de obtener calzado para bolos, lanzar la bola y comprar un aperitivo en la máquina expendedora.
Según afirma, «replicar la lección, y otras clases similares, con papel, rotulador y tijeras nos habría llevado horas». Al enseñar matemáticas, Richard aísla ciertas partes de la ecuación para ayudar al alumnado a centrarse usando la herramienta Sombra de pantalla.
La división larga es un concepto complejo para la mayoría de los alumnos, pero poder aislar pasos individuales, sin entusiasmarse demasiado, ayuda a sus estudiantes a resolver el problema progresivamente, afirma Richard. "Lo entienden porque puedo manejar el problema matemático abordando partes del mismo, es decir, partes de las que no tienen que ocuparse en ese momento", afirma Richard, y añade que sus alumnos no se sienten abrumados al ver lo que viene después.
La herramienta Reflector ayuda a sus alumnos de igual forma al eliminar la distracción que supone otro contenido mostrado en la pizarra. Unos estilos de enseñanza más convencionales podrían asumir que los alumnos pueden hacer esto por sí solos, afirma Richard.
«La transferencia de información, sin embargo, resulta muy difícil para algunos chicos. Con la herramienta Reflector, puedo transmitir a los estudiantes que solo quiero que se preocupen por el contenido de la pizarra en ese momento. Nuestro foco de atención está puesto en ese problema, única y exclusivamente».
- Richard McLaughlin
Por encima de todo, la SMART Board ayuda a Richard a conocer a sus estudiantes tal como son, no como el resto del mundo cree que deberían ser. Obtenga más información sobre las pantallas SMART: